Cultura etíope y eritrea

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La Batalla de Adua, cuando Etiopía se zafó de la amenaza colonial italiana

El 1 de marzo de 1896 el ejército del imperio etíope derrotaba al italiano en una batalla épica entre las colinas de Adwa o Adua, al norte de Tigray. La victoria etíope supuso el mantenimiento de la independencia del país, y aún hoy se celebra con orgullo la bravura de las tropas de Menelik II. La importancia de esta batalla no reside en la aplastante victoria de un ejército africano sobre uno europeo –anteriormente los zulúes habían derrotado en 1879 a los ingleses en Insandlwana-, sino en el rédito diplomático obtenido: gracias a ella, Italia y el resto de potencias colonialistas reconocieron la independencia de Etiopía, tratándola en pie de igualdad.

Los antecedentes

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Menelik II. Fuente: Wikimedia.

Etiopía, en aquella época conocida en Europa como Abisinia, hacía poco que se había unificado bajo el mando del negus negesti (rey de reyes) Menelik II. La ascensión al poder de Menelik no fue fácil, ya que primero tuvo que derrotar a sus rivales por el trono de su tierra natal, Shoa, que consiguió en 1866. En 1868, los ingleses invadieron el país y tomaron Magdala, la capital del emperador Tewodros II, quien se suicidó. Kasai, señor del Tigray y gran rival de Menelik, había dejado paso franco a los ingleses a cambio de armas, las cuales empleó para hacerse con el poder, coronándose como Yohannes IV en 1868. Menelik, que conscientemente se había negado a colaborar con los ingleses, aceptó la nueva situación limitándose a gobernar su feudo de Showa, aunque siempre pendiente de cualquier movimiento en la corte.

Imperio etíope antes de Adua

Extensión del imperio etíope antes de la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

Francesco Crispi

Francesco Crispi. Fuente: Wikimedia.

Por su parte, Italia quería un imperio o, mejor dicho, Francesco Crispi, presidente del consejo del Reino, quería uno. A finales del siglo XIX, los italianos no se mostraban especialmente interesados por la fiebre imperial que barría los gabinetes de Francia, Reino Unido o Alemania, pero Crispi defendía la necesidad de que Italia conquistase nuevos territorios donde ubicar sus excedentes demográficos. La conquista francesa de Túnez en 1881, territorio que Italia consideraba naturalmente suyo, dolía y mucho en la mentalidad del gobernante italiano, que comenzó a fijarse en las costas del Mar Rojo.

El tratado de Wuchale -Uccialli

En 1869, la compañía italiana Rubattino compró la bahía de Assab, hoy en Eritrea, con el fin de servir de puerto de suministros a los barcos que viajaban por el nuevo Canal de Suez. Pero 1889 fue el año clave: el 10 de marzo moría en la batalla de Metemma Yohannes IV cuando combatía a los mahdistas sudaneses.

Tanto Menelik como Crispi supieron que era el momento de actuar con rapidez e inteligencia. Los italianos ofrecieron armas y dinero a Menelik, quien quería imponer su poder sobre el legítimo heredero de Yohannes, pero a cambio pedían toda la franja costera etíope, lo que en el futuro sería la colonia de Eritrea.

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Mapa de la colonia Eritrea en 1922. Fuente: Wikimedia.

Para Menelik, perder los territorios septentrionales a cambio de la corona imperial le pareció un mal menor aceptable; además, ya se ocuparía de los molestos italianos más adelante. Ambas partes se reunieron el 2 de mayo de 1889 en la aldea de Wuchale (Uccialli, en italiano), donde firmaron un tratado en el que se confirmaba lo anteriormente pactado. El problema vino con la traducción del artículo 17, que en italiano indicaba que el negus debía recurrir a Italia para mantener cualquier tipo de contacto diplomático, lo que suponía convertir a Etiopía en un protectorado, pero en la traducción en amhárico esa obligación se convertía en algo opcional.

La batalla de Adua – ???? ????

Los italianos no habían logrado su objetivo pacíficamente, así que comenzaron a prepararse para la guerra, que Menelik les declaró el 17 de septiembre de 1895. Los transalpinos, dirigidos por el general Baratieri, lograron avanzar por el norte hasta que fueron parados en seco en la batalla de Amba Alagi, el 7 de diciembre de 1895. Esto llevó a los italianos a replegarse a su fuerte de Mekelle, donde pronto fueron asediados por los etíopes. Menelik permitió a los soldados enemigos que se rindieron su reincorporación al resto del ejército italiano sin sufrir daño alguno, mientras él dirigía a su gran ejército a las cercanías de Adwa-Adua.

Baratieri no consideraba prudente lanzarse sobre las posiciones etíopes. Además, sus informes sobre las tropas etíopes indicaban que sólo contaban con 60.000 hombres, cuando en realidad la cifra era del doble. El 29 de febrero, tras recibir presiones del propio Crispi, decidió avanzar hacia Adwa.

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El abrupto paisaje donde se desarrolló la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

Durante la noche, los casi 18000 soldados italianos y sus 56 piezas de artillería partieron en cuatro columnas: Dabormida dirige la que se interna por la derecha, Arimondi la central, Albertone la que penetra por la izquierda y Ellena la de reserva. Una parte importante la componían los áscaris, soldados nativos reclutados en Eritrea. El terreno montañoso, sin carreteras y surcado de valles profundos les obligaba a avanzar a duras penas por angostas sendas. Además, los espías del ras Alula, uno de los generales etíopes, advirtieron a Menelik de la llegada de los italianos, preparando a su gran ejército en las colinas de Adwa.

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Principales movimientos de la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

El ejército abisinio se componía de unos 120000 soldados, capitaneados por el emperador Menelik II, la emperatriz Taytu Betul, el ras Wale Betul, el negus Tekle Haymanot de Gojjam, el ras Mikael de Wollo, y el ras Alula Engida, entre otros. Aproximadamente tres cuartas partes de los soldados contaban con rifles además de tener 42 piezas de artillería.

La columna dirigida por Albertone fue la primera en entrar en contacto con los abisinios, a las 6:00 del 1 de marzo. Tras cuatro horas resistiendo el envite etíope, Albertone fue capturado, escapando los supervivientes a la brigada Arimondi. La brigada Dabormida intentó auxiliar a la de Albertone, pero no llegó a tiempo. Tras intentar retirarse hacia una posición más segura, la Dabormida se internó en un estrecho valle que resultó ser una trampa mortal: la caballería oromo del ras Mikael los masacró al grito de ebalgume, ebalgume! (¡segad, segad!), sin dejar supervivientes.

Muerte de Dabormida

Recreación de un diario inglés de la muerte del general Dabormida. Fuente: Wikimedia.

Sólo quedaban dos brigadas italianas, la de Ellena y la de Arimondi, las cuales se hicieron fuertes en las estribaciones del Monte Belah. Sin embargo, la batalla estaba perdida: los italianos estaban completamente a merced de la superioridad numérica de los etíopes. Al atardecer, los restos del ejército transalpino se batían en retirada hacia Eritrea.

La batalla dejó un saldo sangriento en ambos bandos: los italianos perdieron alrededor de 7000 hombres y 3000 fueron capturados; en el bando etíope, las bajas ascendían a unos 6000 muertos y 8000 heridos. La peor parte la sufrieron los áscaris: sabedores de que los etíopes los consideraban traidores, luchaban hasta la muerte ante el miedo de ser mutilados si eran capturados vivos. Sus miedos no resultaron ser infundados: se estima que a los 800 áscaris capturados se les cortó el pie izquierdo y la mano derecha como símbolo de su traición.

El Tratado de Addis Abeba

La victoria etíope aún se cobró una víctima más en Roma: la derrota supuso la dimisión de Crispi, poniendo fin al sueño colonial italiano en Abisinia. El nuevo gobierno se avino a firmar con Menelik un nuevo tratado, que cancelaba al de Uccialli, en Addis Abeba el 23 de octubre de 1896, en el cual Italia reconocía la independencia de Etiopía.

De esta manera, Etiopía se convertía en la única nación africana en mantener su independencia frente al frenesí colonial europeo. Menelik II expandió hacia el sur y el este las fronteras de su imperio, configurando en pocos años el actual mapa etíope. Además, modernizó el país fomentando la creación de instituciones modernas e infraestructuras como el ferrocarril Addis Abeba – Djibouti.

Imperio etíope tras Adua. Fuente: Wikimedia.

Expansión del imperio etíope tras la batalla de Adua (1897-1904). Fuente: Wikimedia.

En Italia, la derrota adquirió tintes de humillación nacional, de un modo muy similar a lo que sucedería en España tras la derrota de Annual de 1921. El fascismo italiano no olvidará esta afrenta, que vengará en 1935 cuando, ante la pasividad de la Sociedad de Naciones, invada Etiopía, esta vez con éxito.

La tierra de Punt (Podcast 6 de «La Biblioteca de Tombuctú» – THDT)

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Este artículo ha sido elaborado para la sección La Biblioteca de Tombuctú del programa de radio Tras las Huellas del Tiempo. Puede escuchar el podcast aquí:

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Punt, Pwnt, Pwenet o Pwene es el nombre egipcio que recibe una tierra, aún hoy no identificada pero seguramente africana, que era conocida en el país de los faraones por su abundancia en oro, plantas aromáticas, marfil, ébano y esclavos. Muchos estudiosos han sugerido que, tanto por los productos ofrecidos como por su posible ubicación, las referencias egipcias a Punt sean los testimonios escritos más antiguos que tenemos sobre el Cuerno de África.

El debate sobre a qué región actual se corresponde la antigua Punt sigue provocando un intenso debate entre los especialistas, ya que no existen evidencias arqueológicas o documentales de la presunta cultura puntita más allá de los registros egipcios.

Las primeras referencias egipcias a Punt datan de la quinta Dinastía, cuando gobernaba el faraón Sahure. También existe una narración egipcia, datada en la época del Imperio Medio, llamada el Cuento del Náufrago, en la que se relata cómo un tripulante de un navío naufraga en una isla mágica localizada en el Mar Rojo, encontrándose con una serpiente que se hace llamar la Señora de Punt. Cuando finalmente es rescatado, la serpiente le regala productos típicamente puntitas.

La expedición de Hatshepsut

Sin embargo, la referencia más célebre a Punt la encontramos en los relieves del templo mortuorio de la reina Hatshepsut (1473 – 1458 a.C.) en Deir el-Bahari. Junto a la información escrita, ciertamente importante, estos relieves destacan porque, además, podemos contemplar los barcos empleados en la expedición y los productos que se trajeron a Egipto.

Relieve de Punt

Relieve del Templo de Deir el-Bahari con la expedición a Punt. Fuente: www.ethiopianhistory.com

La expedición comenzó con un recorrido terrestre desde el valle del Nilo hasta el puerto de Sww (Mersa Gawasis), donde empieza el viaje en barco hacia el sur. Una vez que llegan a Punt, los expedicionarios son recibidos por el jefe puntita Parahu y su mujer Atiya, los dos únicos nativos de quienes se nos da los nombres. Además de adquirir oro, ébano y mirra a cambio de cerveza, vino, pan y carne, los egipcios también se llevaron plantas enteras de mirra para trasplantar en los jardines situados frente al templo de Deir el-Bahari, junto con ganado, babuinos, monos o pieles de leopardo.

Tierra de Punt - Viviendas

Es especialmente importante la imagen del país de Punt que aparece en los relieves de Deir el-Bahari. El elemento dominante de la escena es el desierto, situado en el interior, quizá no demasiado lejos del poblado representado, que se haya ubicado en una zona más fértil a juzgar por los árboles y animales representados. También se aprecian grandes cantidades de reses, lo que nos indica el carácter eminentemente ganadero de este pueblo. Las viviendas de los puntitas eran cabañas con forma de horno, presumiblemente hechas de mimbre, que estaban separadas del suelo por pilotes, quizá para guarecer el ganado ahí o para protegerse de las fieras, o bien por hallarse en una zona pantanosa. Se podía acceder a las viviendas a través de escaleras.

Posteriormente se seguirán realizando transacciones comerciales entre Egipto y Punt, si bien ninguna la tengamos tan bien documentada como la de Hatshepsut. El último testimonio egipcio de una expedición a Punt data del reinado de Ramsés III, tras cuyo reinado cesan las relaciones entre ambas tierras por el comienzo de la decadencia egipcia.

La ubicación de Punt: ¿un misterio irresoluble?

Pero… ¿dónde estaba Punt?  Una de las pocas certezas que tenemos es que Punt era accesible sólo por barco. Descartado el Mediterráneo, en cuyas orillas no se produce ninguno de los productos citados por las crónicas egipcias, desde Egipto sólo hay dos vías navegables que nos permitieran acercarnos a áreas donde abunden el marfil, el ébano o los babuinos: el Mar Rojo y el río Nilo.

Tras descartar también el Sur de Arabia (1) -allí no hay ébano ni marfil-, la ubicación africana de Punt es la más plausible. No se puede descartar la idea de que Punt sea, más que un lugar en concreto, el nombre que daban los egipcios a cualquier territorio que les proveyera de los productos considerados tradicionalmente “puntitas”.

Mapa de Punt 4

Hasta hace poco, se creía que Punt se encontraba en la costa del norte somalí (2), teoría ahora desechada. El reciente análisis genético de los babuinos momificados procedentes de Punt nos confirma no sólo su origen africano, sino que estarían relacionados con poblaciones actuales de simios de las actuales Eritrea y Etiopía.

La ubicación más posible de Punt sería, pues, la costa eritrea desde, aproximadamente, el golfo de Tadjoura hasta las cercanías meridionales de la ciudad de Port Sudan (3), una región desértica pero desde la que se puede acceder con facilidad a los bienes listados por los registros egipcios. En cualquier caso, sigue sin ser un emplazamiento aceptado por todos los estudiosos.

No podemos terminar de hablar de las posibles ubicaciones de Punt sin mencionar, al menos, la teoría del profesor Fattovich, que es la única que aporta evidencias arqueológicas. Él ha excavado en diferentes puntos de la región del delta del río Gash (4), cercana a los montes Kassala, en la zona fronteriza entre Sudán y Eritrea, sacando a la luz restos de una cultura sedentaria  de entre el tercer y segundo mileno antes de Cristo que mantuvo estrechos lazos comerciales con Egipto. Aunque la posibilidad de identificar a la cultura del Gash con Punt sea tentadora, es complicado relacionar su emplazamiento con los relatos de los viajes egipcios, ya que éstos normalmente accedían a Punt a través del Mar Rojo, mientras que la región del Gash es solamente accesible remontando el Nilo.

Para concluir, cabe preguntarse si alguna vez encontraremos esta mítica tierra o si no será más bien el nombre genérico que los egipcios le daban al África Subsahariana. Quizá en el futuro lo sepamos…

Excelente acogida al primer curso de Introducción a la Cultura Etíope en el IBO de Madrid

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El profesor Mario Lozano Alonso en un momento de la segunda sesión.

Durante cuatro semanas, la delegación matritense del Instituto Bíblico y Oriental acogió su primer curso de Introducción a la Cultura Etíope, al cual se inscribieron 23 personas. Las clases se celebraron en el Instituto Superior de Pastoral.

Los alumnos pudieron introducirse en la geografía del país, la evolución histórica de los reinos de D’mt, Aksum y las dinastías medievales, las ricas tradiciones religiosas de cristianos, musulmanes y judíos etíopes, y el espectacular arte etíope desde sus orígenes, hace 2.500 años.

El próximo año prepararemos una nueva actividad de cuatro días para el IBO de Madrid, si bien ya más enfocada en un aspecto en concreto de la rica cultura etíope. El tema elegido será anunciado en septiembre de 2016.

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Imagen de la cuarta sesión, dedicada al arte etíope.

Pedro Páez y las fuentes del Nilo (Podcast 3 de “La Biblioteca de Tombuctú” – TDHT)

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Este artículo ha sido elaborado para la sección La Biblioteca de Tombuctú del programa de radio Tras las Huellas del Tiempo. Puede escuchar el podcast aquí:

Los siglos XVI y XVII supusieron la edad dorada de la Monarquía Hispánica, aquel vastísimo imperio en que, según la frase del propio Felipe II no se ponía el sol. Cientos de aventureros peninsulares recorrieron tierras y mares ayudando a consolidar tan gigantesco imperio, buscando su propia fortuna o para evangelizar a los pueblos que se encontraban en lo que ellos creían que era la verdadera fe: el catolicismo. Algunos de estos personajes son de sobra conocidos (Cortés, Pizarro, Balboa, etc.), mientras que otros, a pesar de haber logrado gestas igualmente importantes o incluso más, han caído injustamente en el olvido. Uno de estos personajes olvidados por la historia es Pedro Páez Xaramillo (1564-1622), un jesuita español cuyas aventuras empiezan a ser hoy conocidas.

Nacido cerca de Madrid, en un pueblecito llamado Olmeda de las Cebollas -hoy de las Fuentes-, Pedro Páez ingresó muy joven en los jesuitas.  Tras realizar sus estudios teológicos en Coimbra, mostró gran interés por ayudar a la Compañía de Jesús en su tarea evangelizadora, por lo que fue enviado en 1585 como misionero a Goa, en la India.

Viajes de Pedro Páez

Una vez allí, y tras ser consagrado sacerdote, se le encomendó partir junto con el afamado padre Antonio de Montserrat a Etiopía, donde las misiones jesuitas se encontraban en un estado deplorable. En 1589 partieron de la India a Etiopía, aunque el mercader que los transportaba los traicionó, entregándolos a los musulmanes cuando estaban en el puerto de Dhuffa o Dhofar. Pasaron siete años de cautiverio durante los cuales atravesaron desiertos tan duros como el de Hadramaut o Rub al-Jali, aunque también fue el primer europeo que probó una bebida de color negro que era muy popular en Yemen: el café.

Finalmente, fueron rescatados por su orden en 1595, retornando a Goa. Allí falleció Antonio de Montserrat de las consecuencias del cautiverio, mientras que Pedro Páez, aunque sobrevivió, todavía necesito varios años de recuperación.

Pedro Páez (1564-1622)

Retrato de Páez en Loyola. Fuente: Wikipedia.

En 1603 arriba por fin al puerto de Massawa, en la costa etíope (hoy Eritrea). Una vez que se reúne con el superior de los jesuitas, João Gabriel, se dirige a la misión de Fremona, en el Tigray. Así comienza la penosa tarea de reorganizar la misión, muy debilitada por años de dejadez y aislamiento, y compuesta sobre todo por los descendientes de los portugueses que habían ayudado al imperio cristiano etíope en su lucha contra los musulmanes unas décadas antes. La situación para los católicos era complicada, ya que se enfrentaban a la hostilidad de una población mayoritariamente ortodoxa. Pedro se interesa por las lenguas locales: no tarda en aprender la lengua principal del país, el amhárico, y también el ge’ez, el latín etíope, lo que le permite leer las crónicas históricas que caen en sus manos.

Pedro Páez es descrito como una persona prudente, inteligente y con una capacidad de persuasión más que notable. Cuando el emperador de Etiopía, Za Dengel, le convoca a su corte, queda tan fascinado por la figura de Páez que no tarda en convertirse al catolicismo. Prudente como siempre, el jesuita español le aconseja que no haga pública su conversión para no generar malestar entre su pueblo.

Za Dengel fallece en 1604 y, tras el breve interregno de Yaqob, fue sucedido por Susenyos, quien hereda a Páez como gran consejero. La amistad entre ambos hizo que el emperador le regalase una gran porción de terreno en la península de Gorgora, en el lago Tana, donde el jesuita construyó la nueva sede de la orden, que contaba con habitaciones para el rey y una gran iglesia de impronta hispánica. La primera piedra de la construcción se puso el 16 de enero de 1621.

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Restos de la iglesia de Nova Gorgora. Al fondo, el lago Tana. Fuente: Azazo Project.

El mayor éxito de Páez se produjo en 1622, cuando Susenyos se convirtió oficialmente al catolicismo. En aquel momento se cree que había en el país unos 100.000 católicos, en gran medida gracias a su buen hacer y a su ejemplo. Pero el jesuita no pudo completar su misión, ya que falleció el 25 de mayo de ese mismo año. Su legado pronto se desvanecería, ya que el país se sumió en una cruenta guerra civil entre católicos y ortodoxos, de la que salieron vencedores estos últimos.

Pedro Páez es recordado por su magna obra la Historia de Etiopía, que escribió en portugués y sólo en fechas recientes se ha traducido al español. En ella, con un estilo impecable si tenemos en cuenta que se escribió en el siglo XVII, ofrece abundantes datos históricos obtenidos de sus lecturas de las fuentes originales, y descripciones de lugares que conoció: no en vano, fue él, un siglo antes del escocés Bruce, el primer europeo que vio las fuentes del Nilo Azul cerca del lago Tana.

Para saber más

Curso monográfico «Introducción a la cultura etíope» – Madrid, del 26 de noviembre al 17 de diciembre de 2015

Cartel Madrid 2015

A partir del próximo 26 de noviembre dará comienzo el Curso Monográfico «Introducción a la cultura etíope», que impartiré por primera vez en Madrid. El curso se enmarca dentro de las interesantes actividades que organiza el Instituto Bíblico y Oriental de Madrid para el año académico 2015-2016. Se compondrá de cuatro sesiones de una hora de duración. Podéis descargar el tríptico del curso en este enlace.

La cultura etíope, y por extensión, la de los pueblos del Cuerno de África, resulta tan fascinante como desconocida para el público español. En este breve curso de 4 sesiones pretendemos mostrar los principales rasgos de dicha cultura, cuna de la Humanidad y centro de una brillante civilización que tiene más de 2.500 años de antigüedad. La actividad está abierta a todas aquellas personas que estén interesadas en ella, sin que sean necesarios conocimientos previos de ningún tipo.

Montañas Simien

Sesión 1 – Rasgos definitorios de la cultura etíope – JUEVES, 26 DE NOVIEMBRE, 

La primera jornada se dedicará a comprender la realidad geográfica de Etiopía, la cual ha condicionado de manera muy importante a las culturas de la región. También se explicará la idea de las 3 Etiopías (la cristiana del norte, la musulmana del este y los pueblos tradicionales del suroeste) y el área cultural etíope de D. Levine, al tiempo que se indican los principales grupos étnicos que conviven en el Cuerno de África. Por otra parte, se comentarán someramente aspectos culturales como la gastronomía, las lenguas, la literatura o la música, poniendo de relieve las diferencias y semejanzas interétnicas.

Castillo de Fasiladas

Sesión 2 – Historia de Etiopía – JUEVES, 3 DE DICIEMBRE

La Historia etíope abarca un amplio espectro cronológico que comienza entre los siglos VII y V a.C. Las primeras culturas sabaicas son los cimientos del poderoso reino de Aksum (Ss. I-X), al que sucederá el imperio de los Zagwe y la espendorosa dinastía salomónida. Durante el medievo etíope surgirán una miríada de estados musulmanes que, una vez unificados en el siglo XVI, llevarán a cabo la célebre yihad de Ahmad Graññ. En los siglos XVI y XVII los contactos con los reinos ibéricos atraerán a jesuitas como Pedro Páez, descubridor de las fuentes del Nilo Azul, aunque su celo misionero provocará una sangrienta guerra civil.

Lalibela - Bet Giyorgis

Sesión 3 – Judaísmo, cristianismo e islam – JUEVES, 10 DE DICIEMBRE

Las principales religiones monoteístas han tenido un amplio impacto en la sociedad etíope. Las raíces de la monarquía se hallan en el encuentro mítico entre la reina de Saba, Makeda, y el sabio rey Salomón, del que nació Menelik, el primer emperador. Dicho monarca es considerado el padre fundador del judaísmo etíope (los Beta Israel o Falasha), religión que inspiró la creación de un reino en las montañas Simien durante la Edad Media.
El cristianismo, por su parte, llegó de la mano de dos hermanos tirios en el siglo IV, Frumencio y Edesio, quienes lograron la conversión del rey Ezana de Aksum. Aún hoy es la religión mayoritaria de los etíopes.
Por último, el origen del islam etíope data de tiempos de Mahoma, cuando se produce la Pequeña Hégira. Tras un medievo de luchas y glorias, el islam se afianzó hasta ser la fe del 40% de la población.

Fre Seyon

Sesión 4 – Arte etíope – JUEVES, 17 DE DICIEMBRE

El arte etíope nace en las culturas sabaicas anteriores a nuestra era, cuando se crea el esplendoroso templo de Yeha. Heredero de ellas será el reino de Aksum, que asumirá influencias artísticas griegas y del Mediterráneo Oriental. Las estelas de Aksum son las obras más conocidas de esta vibrante civilización urbana.
Durante la Edad Media, la dinastía Zagwe crea las iglesias de Lalibela, donde las influencias aksumitas son palpables. Sus sucesores salomónidas darán mayor importancia al arte mueble, si bien en el siglo XVII la influencia ibérica les llevará a construir la capital imperial de Gondar.
Para terminar, se recalcará la importancia de la cultura del manuscrito y del icono, indicándose los principales estilos, autores e influencias.


RESUMEN

Profesor: Mario Lozano Alonso

Lugar: Instituto Superior de Pastoral. Pº Juan XXIII, 3. Edificio León XIII. MADRID.

Fechas: 26 de noviembre, 3, 10 y 17 de diciembre de 2015.

Hora: 18:30 – 19:30

Precio: 20€

Matrícula: se puede descargar el boletín de inscripción que, una vez cumplimentado, debe remitirse a biblicoyorientalmadrid@gmail.com

Vídeo de la conferencia «Los orígenes del cristianismo en Etiopía» – Valladolid, 13-IV-2015

Mario Lozano Alonso - Conferencia del 13-04-2015Ya está disponible en nuestra videoteca el vídeo completo de la conferencia que Mario Lozano Alonso, profesor de etiópico clásico en el IBO y el CEPOAT, impartió en Valladolid sobre el desarrollo de los primeros siglos del cristianismo etíope.

Al comenzar su disertación, Lozano realizó un breve acercamiento al reino de Aksum para ubicar en el tiempo y el espacio al público asistente. Acto seguido, explicó las motivaciones tanto políticas como religiosas que animaron al rey Ezana a convertir al cristianismo en la religión oficial de su imperio en el 330, antes incluso que en Roma.

Asimismo, se dieron las claves del proceso de evangelización que se desarrolla durante los siglos V y VI para, a través del monacato, afianzar la religión cristiana en la región. Dicho proceso fue llevado a cabo por monjes y sacerdotes procedentes del Imperio Romano de Oriente (Siria y Egipto, principalmente).

Por último, se analizó someramente la época de la dinastía Zagwe, cushita, la cual empleó sabiamente al cristianismo como medio para justificar su acceso y permanencia en el poder.

«Ser Historia» dedica un programa a Pedro Páez, el descubridor de las fuentes del Nilo Azul

Pedro Páez

En la madrugada del pasado sábado, 8 de febrero, el veterano historiador Nacho Ares entrevistó en «Ser Historia» (Cadena Ser) al alcalde de la población madrileña de Olmeda de las Fuentes, Miguel Ángel Alonso Julia, para hablar de una figura poco conocida entre los españoles: Pedro Páez Xaramillo (1564-1622).

Más conocido por la versión portuguesa de su nombre, Pero Pais, Páez fue el primer europeo en avistar las fuentes del Nilo Azul (Abbay) en , además de lograr la conversión del emperador Susenyos al catolicismo, y de escribir la Historia de Etiopía, una obra clave para la comprensión de la Etiopía del siglo XVII.

Próximamente publicaremos una entrada dedicada a Pedro Páez, pero, entretanto, os recomendamos la escucha de esta interesante entrevista.

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Se convoca el X ICHAAE («10 th International Conference of the History of Art and Architecture in Ethiopia»). Mekelle, del 30 de noviembre al 4 de diciembre de 2015

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Vista del monumento a los Mártires, en Mekelle. Fuente: Wikipedia.

Desde el 30 de noviembre al 4 de diciembre de 2015, la ciudad de Mekelle, capital del estado de Tigray (Etiopía), albergará el X Congreso sobre Historia del Arte y Arquitectura de Etiopía (10th International Conference of the History of Art and Architecture in Ethiopia), cuya anterior edición se celebró en Viena.

El congreso, celebrado cada dos años, será organizado por el College of Social Sciences and Languages (CSSL), el Institute of Paleo-enviroment and Heritage conservation (IPHC) y la School of Architecture and Urban Planning de la Universidad de Mekelle.

El hilo conductor para el congreso es el de Etiopía creativa en el arte y la arquitectura, estando abierto a la participación de todos aquellos que deseen enviar su comunicación, que habrá de ajustarse a los siguientes bloques temáticos:

– Etiopía creativa en Historia del Arte

  • Pintura y arquitectura en Etiopía
  • Manuscritos
  • Arte y artesanía
  • Monumentos y estatuas
  • Consideraciones sobre el futuro del arte etíope
  • Elementos culturales en la iconografía de fotografías y películas
  • Tradiciones musicales y su desarrollo
  • Arte y vida cotidiana en Etiopía

– Etiopía creativa en la Historia de la Arquitectura

  • Historia general de la arquitectura
  • Arquitectura y gestión del Patrimonio
  • Arquitectura y metodología indígena en las instituciones etíopes
  • Etiquetando la arquitectura y la identidad etíope

– Etiopía creativa en el Arte, la Arquitectura y el desarrollo

  • Uniendo Arte y desarrollo en Etiopía
  • Arte, arquitectura y turismo en Etiopía
  • Asesorando a estudiantes de Arte y Arquitectura etíopes
  • Arte, Arquitectura y asuntos legales
  • La importancia de la representación teatral en los desarrollos sociales en Etiopía
  • Cine y fotografía como medio para la concienciación artística y social en Eiopía

Los resúmenes de comunicaciones no deberán superar los 1700 caracteres, tener un título adecuado y conciso que indique claramente de qué se hablará, e incluirá el nombre completo y la afiliación institucional desu autor. Habrán de enviarse en inglés antes del 6 de febrero a los siguientes correos electrónicos: chmvester@gmail.com o bien a mgabrehiwot@yahoo.co.uk

10ICHAAE

La información sobre el congreso puede encontrase en este enlace [en inglés]. El encuentro aún no cuenta con página web propia.

Timkat, la epifanía etíope

Baños de Fasiladas

El Baño de Fasiledes de Gondar durante la celebración de Timkat. Fuente: Wikipedia.

La festividad de Timkät, Timkat o Timket es una de las más famosas de Etiopía y Eritrea. Se celebra en el día 11 del mes de Terr, que suele coincidir con nuestro 19 de enero, si bien por la particularidad del calendario etíope en los años bisiestos coincidiría con el 20. Se conmemora el bautismo de Cristo en el Jordán por San Juan Bautista, hecho celebrado por toda la cristiandad, aunque en la tradición etíope cobra especial importancia.

En Timkat familiares y amigos aprovechan para reunirse y comer la carne de los animales sacrificados para la ocasión, generalmente ovejas, pollos y bueyes. Además, se beben grandes cantidades de tej, cerveza (tella) y aguardiente, todos ellos de elaboración casera.

La fiesta en sí dura tres días. Al atardecer del primer día, el de Kätära, se saca el tabot -réplica del Arca de la Alianza que es el corazón de cualquier templo etíope- de su iglesia para llevarlo hasta la corriente de agua o estanque más cercano. El tabot va escoltado por toda clase de clérigos vestidos con vivos colores y protegidos por parasoles, a quienes acompañan numerosos fieles que desean participar en el hermoso cortejo.

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Sacerdote portando el tabot. Fuente: Wikipedia.

Una vez en el estanque de la Epifanía, el tabot  se instala en una tienda junto a una de sus orillas, donde pasará toda la noche. No estará solo, ya que muchos fieles se quedan en el lugar velando mientras encienden antorchas y cantan himnos y canciones. En algunos casos, como en el estanque Janhoy Meda de Addis Abeba, puede haber varios tabots en el mismo lugar, procedentes de iglesias diferentes. El público asistente suele llevar comida y bebida para regalar a los sacerdotes, quienes son muy respetados en todo el país.

Al amanecer del día de la Epifanía, los sacerdotes proceden a rezar las preces de bendición del agua del estanque, con la que, acto seguido, comienzan a rociar a los asistentes a calderadas o incluso con spray. El acto simboliza la renovación del vínculo sagrado del bautismo, o lo que es lo mismo, la confirmación de la fe del creyente.

Una vez terminado el ritual, todos los tabotat vuelven en procesión a sus templos a excepción de uno, que permanecerá en el mismo lugar durante otra noche más. Nuevamente, el ambiente festivo, los salmos y las canciones amenizarán la velada.

El tercer y último día de fiesta está dedicado a San Miguel, un santo muy venerado en Etiopía y Eritrea por su faceta de vencedor del Diablo. Al finalizar la mañana, la tienda del tabot es desmontada y se procede a devolver el objeto sagrado a su templo, siempre con la consabida procesión.

Fieles esperando la bendición en el Estanque de Fasilidas de Gondar. Fuente: Wikipedia.

Dónde verlo

Aunque se celebra en prácticamente toda la región de mayoría cristiana ortodoxa del país (estados de Tigray, Amhara y parte del de Oromia), quizá el lugar más conocido donde se celebra el Timkat sea el Baño de Fasiledes, un hermoso pabellón ubicado en medio de un estanque rectangular en la ciudad de Gondar. También son muy famosos los Timkat de Lalibela y Addis Abeba.

Para saber más

Excelente vídeo de National Geographic que muestra la fiesta de Timkat

NO PLAGIES. Escribir en este blog conlleva un trabajo notable por el que solo pido reconocimiento. Si deseas citar este artículo, puedes utilizar esta fórmula:

LOZANO ALONSO, Mario. «Timkat, la epifanía etíope«. En Reino de Aksum (blog). Publicación: 18/01/2015. Consultado el [añadir fecha].

Yo en LalibelaSobre el autor: Mario Lozano Alonso es un historiador leonés al que le apasiona Etiopía, país sobre cuya historia está desarrollando su tesis doctoral en la UCM.

La lengua tigriña

Lenguas semíticas de EtiopíaEl tigriña (????) es una lengua afroasiática de la familia semítica, lo que la emparenta con el árabe, el hebreo o el amhárico. Cuenta con  aproximadamente unos 7,5 millones de habitantes pertenecientes a la etnia homónima, de los cuales 3,3 millones se ubican en Eritrea, mientras los 4,2 millones restantes pueblan el estado norteño de Tigray, en Etiopía. Esta división del área étnica de los tigriña entre dos estados se debe a la invasión italiana del XIX, que desgajó la región costera tradicionalmente etíope del resto de territorios del imperio.

Se escribe en caracteres ge’ez, al igual que su lengua madre, si bien añade algunas letras más para indicar fonemas que no existen en el etiópico clásico.

Breve historia del tigriña

El tigriña es, junto con el tigré, una de las lenguas que descienden directamente del ge’ez o etiópico clásico, la lengua del reino de Aksum, de un modo similar a como el francés o el castellano proceden del latín.

Se cree que el tigriña se separa del ge’ez  clásico en el siglo X, relevando a éste como lengua de uso corriente en el Tigray, el núcleo originario del antiguo reino de Aksum. Pese a su relativa antigüedad, serán muy escasos los testimonios literarios en tigriña, siempre a la sombra de su prestigiosa lengua madre el ge’ez. El primer libro escrito íntegramente en tigriña fue, como no podía ser de otra manera, una traducción de la Biblia que se escribió en 1830 y se publicó en 1866. Habrá que esperar a finales del siglo XIX para encontrar los primeros textos profanos; de hecho, el primer escritor profano en tigriña fue Feseha Giyorgis, quien en 1895 publicó en Roma un breve diario de su viaje a Italia desde Etiopía.

Ya en el siglo XX se observa un cierto renacimiento del tigriña, si bien durante la época fascista los italianos reprimieron el uso del tigriña en favor del italiano. Habrá que esperar al período inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial para ver la proliferación de literatura en tigriña.

Uso del tigriña

En Eritrea, los hablantes de tigriña suponen el 55% de la población total, siendo junto al árabe la lengua oficial del estado. Además, los principales puestos de la administración están copados por miembros de la etnia tigriña. El resto de grupos étnicos del país conocen total o parcialmente el tigriña, que usan como segunda lengua.

En Etiopía el tigriña es la cuarta lengua con mayor número de hablantes, por detrás del oromo, el amhárico y el somalí. Su uso se restringe casi exclusivamente al Tigray, donde lo habla el 96% de la población. Aunque su uso es mayoritario en las áreas rurales, en centros urbanos como Mekelle comparte protagonismo con el amhárico.

Bibliografía

– De Vito, L. 1895, Grammatica elementare della lingua tigrigna, Tip. poliglotta della SC de propaganda fide.

– Kane, T.L. 2000, Tigrinya-English Dictionary, Dunwoody Pr.

– Mason, J.S. 1996, Tigrinya grammar, Red Sea Press.

– Negash, G. 1999, A history of tigrinya literature in Eritrea: The oral and the written, 1890-1991, Research School of Asian, African and Amerindian Studies (CNWS), Universiteit Leiden.

– Schreiber, J. 1887, Manuel de la langue tigraï parlée au centre et dans le nord de l’Abyssinie, A. Hœlder.

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