Entrada Podcast Kimpa Vita

Este artículo ha sido elaborado para la sección La Biblioteca de Tombuctú del programa de radio Tras las Huellas del Tiempo. Puede escuchar el podcast aquí:

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1483 supuso un punto de inflexión en la historia del reino de Kongo o Congo, ubicado en la desembocadura del río homónimo, en África Central. Aquel año llegaron los primeros portugueses a sus costas, quienes arribaron con ánimo de comerciar y de evangelizar.

El catolicismo será muy bien acogido por los bakongo, bautizándose al propio rey Nzinga a Nkuwu como João I, y cambiándose el nombre de la capital de Mbanza Kongo a São Salvador. Bajo el reinado de Affonso I (1506-1543) el catolicismo se convirtió en la religión oficial del Kongo, al tiempo que la influencia portuguesa crecía.

La evangelización del pueblo congoleño no fue fácil, principalmente por la falta de sacerdotes entrenados. A pesar de que el manikongo (el rey) pedía constantemente al rey luso el envío de sacerdotes, pocos se atrevían ir a aquella remota tierra africana donde los blancos morían al poco tiempo de terribles enfermedades. Además, las creencias tradicionales pervivían con fuerza.

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Ruinas de la catedral de Mbanza Kongo , Angola. Fuente: city.0932.ru

Pese a todo, el catolicismo logró cobrar cierta fuerza entre los bakongo, la mayoría de los cuales afirmaban haber comido sal (yadia mungwa), que era la manera en que llamaban al bautismo, ya que se colocaba algo de sal en la boca de los bebés en el momento bautismal.

Dos siglos después del reinado de Affonso I, el antaño poderoso Kongo  estaba inmerso en una cruenta guerra civil que desangraba al país desde 1665, en la cual se enfrentaban las casas de Kimpanzu y de Kinlaza.

En este contexto de guerra y desesperanza nació en 1684 Beatriz Kimpa Vita, originaria de las montañas de Kibangu, en la parte oriental de Kongo. Criada como nganga marinda, una especie de adivina de los cultos tradicionales bakongo, hacia  1700 abandonará dichas creencias para abrazar con fervor el catolicismo. En 1704, cuando tenía 20 años, sufrió una enfermedad terrible que le producía fiebres y alucinaciones. Una noche, cuando nadie daba nada por su vida, se le apareció San Antonio de Padua, quien le aseguró que había bajado a la tierra para reunificar el reino de Kongo. Poseída por el santo, la joven se levantó de la cama completamente sana, dispuesta a comenzar su misión divina. Nacía así el movimiento antoniano.

Poco tiempo antes, una profetisa llamada Makufa había predicado por los montes de Kibangu que Jesús planeaba castigar al reino de Kongo por su impiedad. Esta mujer apoyará a Kimpa Vita.

El nuevo credo de la profetisa incluía unos sorprendentes orígenes negros del cristianismo, convenientemente ocultados por los blancos. Ella aseguraba que Cristo había nacido en Mbanza Kongo, que era el verdadero nombre de Belén, y que María era la hija de una esclava de la marquesa Mzimba Mpangi. Además, también alteró oraciones clásicas cristianas como la Salve, a la que modificó hasta crear su Salve Antoniana.

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Portugueses recibidos en audiencia por el rey de Kongo. Fuente: Wikimedia.

El movimiento antoniano creció pronto con fuerza. Intentó entrevistarse con los dos candidatos al trono, João II y Pedro IV, quienes la rechazaron, tras lo cual en 1605 se instala con sus seguidores en las ruinas de la antigua capital bakongo, Mbanza Kongo, construyendo su residencia donde antaño estuvo la catedral. Miles de campesinos seguían a la profetisa, ensimismados por su personalidad. Los Pequeños Antonios, verdaderos misioneros, se encargaron de predicar por todo el país la buena nueva de Dona Beatriz Kimpa Vita.

A pesar del sesgo popular del antonianismo, también algunos miembros de la nobleza se convirtieron a esta peculiar versión del cristianismo bakongo. Cuando el rey Pedro IV observó que no sólo uno de sus comandantes se había convertido al antonianismo, sino que su propia mujer, Hipólita, lo veía con buenos ojos, pasó de una posición neutral a una abierta hostilidad.

En 1706, tropas leales al rey Pedro IV capturan a la profetisa, la cual es llevada a la capital petrina, Evululu. Juzgada por herejía y brujería en un tribunal eclesiástico presidido por los capuchinos Bernardo da Gallo y Lorenzo da Lucca, fue condenada a la hoguera.

Su muerte no supuso el fin del antonianismo. Sus adeptos pensaban que aún vivía, y seguían habitando entre las ruinas de la antigua capital. Harto del antonianismo, el rey Pedro IV, portando sólo una cruz, se pone a la cabeza del ejército que ataca Mbanza Kongo el 15 de febrero de 1709, derrotando al nuevo líder antoniano, Pedro Constantino da Silva, quien fue decapitado. Así se puso fin a la herejía.

El movimiento antoniano conjugó el creciente malestar de una población harta de años de guerra civil, abusos nobiliarios y cazas de esclavos. Kimpa Vita quiso crear un estado nuevo, con un rey fuerte a la cabeza y una iglesia plenamente bakongo, la cual reconocía la autoridad papal pero no aceptaba la entrada de misioneros europeos. Finalmente, el movimiento fracasó, pero irónicamente su destrucción implicó el fin de la guerra civil, ya que Pedro IV acabaría derrotando a su rival João II ese mismo año. Sea como fuere, el reino de Kongo nunca recuperaría su antiguo esplendor.