Cultura etíope y eritrea

Categoría: Etiopía (Página 4 de 5)

ፋሲካ – Fasika, la Pascua etíope

Entre el 1 y el 2 de mayo, los cristianos ortodoxos tewahedo de Etiopía y Eritrea celebrarán la Fasika, la fiesta de Pascua. Aunque hace algunos años publicamos en nuestro primer blog este mismo artículo, consideramos oportuno recuperarlo por la importancia de esta fiesta.

Heredada del antiguo Pésaj judío, que conmemora la liberación de los hebreos de la esclavitud de Egipto, tras la muerte de Jesús y su resurrección el mismo día la festividad se cristianizó, cambiando por completo su significado; en adelante, se festejaría con jolgorio la victoria de Cristo sobre la muerte y el perdón de los pecados de toda la humanidad gracias a su sacrificio.

Originalmente, los cristianos celebraban su Pascua igual que como lo hacían los judíos. Pero la evolución de la propia Iglesia en los primeros siglos del cristianismo, cada vez más distante de esas primeras comunidades judeocristianas, y su división en multitud de pequeñas comunidades cismáticas enfrentadas unas con otras, hizo que pronto la Pascua cristiana y el Pésaj judío se distanciasen, pasando a diferenciarse incluso en la fecha de celebración.

Como veremos, la Iglesias Ortodoxas Tewahedo Etíope y Eritrea también tiene su propia Pascua que, si bien es común al de resto de confesiones cristianas, cuenta con interesantes peculiaridades, que procedemos a explicar aquí.

Cuarenta días de ayuno

Cuarenta días antes de la Pascua, los cristianos etíopes cumplen con rigor y seriedad con el ayuno, el cual les prohíbe comer nada entre la salida y la puesta del sol. Sin embargo, los actos principales de la celebración pascual se concentran en los últimos cuatro días, coincidiendo con el resto de comunidades cristianas.

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Mural de la iglesia de Enda Iyasus en Aksum representando la entrada de Cristo en Jerusalén. Autor: Juan José Ruscalleda.

Hosa’ena, Domingo de Ramos

El día que abre la semana santa (Semune Himamat) etíope es Hosa’ena, que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén. La celebración per se es muy similar a la que se realiza en otras confesiones cristianas, ya que incluye una bendición de ramos hechos de palma que luego los fieles pueden llevarse a casa.

Jueves y Viernes Santo

Jueves Santo (Tselote Hamus) se celebra litúrgicamente con la ceremonia del lavado de pies, La noche del Jueves Santo los etíopes conmemoran la Última Cena partiendo el pan dabbo -rememorando así el gesto y las palabras de Cristo, tomad y comed, este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros- y comiendo el gulban, un estofado de alubias machacadas y trigo.

El Viernes Santo (Siqlet) es un día de ayuno y oración. Todo los mayores de edad están obligados a cumplir con el ayuno de precepto, llamado ????? (akfilt), que se prolonga hasta la siete de la tarde del Sábado Santo, cuando por fin pueden romperlo.

Sábado Santo y Domingo de Resurrección

Durante el Sábado Santo, las ciudades explotan en bullicio y actividad. El fin del ayuno está cerca, por lo que tanto hombres como mujeres preparan todo lo necesario para la fiesta nocturna. Los religiosos rezan y cantan himnos esperando a que caiga la noche, ya que a las nueve de la noche comienzan los festejos de la Resurrección. Reparten juncos verdes (qetema) entre la gente, que esperan con ellos la bendición.

Cuando la medianoche está próxima, las puertas y cortinas del meqdes de las iglesias (la capilla central donde se guarda el tabot) se abren y los clérigos empiezan a procesionar alrededor del tabot. Se reparten velas entre los asistentes, que igualmente procesionan en los ambulatorios del templo mientras cantan y ululan. Al llegar la medianoche, los tambores retumban tras estar toda la Cuaresma callados, se proclama la Resurrección de Cristo (Kristos tensi’a immutan!) y el sacerdote lee la Anáfora de Dióscoro durante la liturgia.

Las tres de la madrugada es el momento en  que se considera que se puede romper el largo ayuno. La cena que se sirve en casa tras el rito es, con diferencia, una de las más esperadas del año. Todos se reúnen en casa con sus familiares y amigos para disfrutar de un opíparo banquete que, en no pocas ocasiones, acaba en estruendosa borrachera. Además, los siguientes cincuenta días hasta Pentecostés no habrá ayuno, lo cual es un motivo extra para la celebración.

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Descenso de Cristo a los infiernos. Manuscrito etíope del siglo XVIII conservado en The British Library. Foto de Eyob Derillo.

Al amanecer del Domingo de Resurrección, se prepara el desayuno con los restos de la cena y todo el mundo se viste con sus ropas nuevas de fiesta, ya que hay que celebrar con alegría la Resurrección. Es costumbre que las familias se inviten entre sí a comer, y que los sacerdotes y los ancianos reciban regalos, normalmente de comida.

Para acabar, nosotros también queremos desearos unas Felices Pascuas: መልካም ፋሲካ (Mälkam Fasika)

ርሑስ በዓል ፋሲካ!

Si deseas citar este artículo, puedes utilizar esta fórmula:

LOZANO ALONSO, Mario. “Fasika, la Pascua etíope”, en Reino de Aksum (blog). Publicación: 30/04/2016. Consultado el [añadir fecha]

Yo en LalibelaSobre el autor: Mario Lozano Alonso es un historiador leonés al que le apasiona la cultura etíope, especialmente su rica historia y sus tradiciones artísticas. Puedes seguir sus investigaciones sobre Etiopía en su web reinodeaksum.com.

Preestreno en Madrid de «Efraín», la primera película del etíope Yared Zeleke

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Yared Zeleke, en el centro, en un momento del encuentro en FNAC. Foto: Mario Lozano.

Efraín, la ópera prima del director etíope Yared Zeleke, fue preestrenada ayer en el Palacio de la Prensa de Madrid. El evento fue un éxito rotundo no sólo por la calidad de la película, la primera etíope en participar en el festival de Cannes, sino también por el lleno de público que se registró en la sala. Al finalizar la proyección se ofreció la típica ceremonia del café etíope.

El día antes, Betta Pictures, distribuidora de la cinta en España, organizó en el FNAC de Castellana el encuentro Efraín y la cultura etíope, en el que participaron el director, Yared Zeleke; el catedrático de Prehistoria de la UCM Víctor Manuel Fernández; Miguel Llansó, director del filme Crumbs; y la pintora Irene López de Castro.

Efraín en FNAC

Vista del debate sobre Efraín y la cultura etíope. Foto: Mario Lozano.

La presentación se convirtió así en una animada charla sobre cómo la película plasma con fidelidad la vida rural etíope: el sempiterno miedo al hambre de unas comunidades agrícolas que viven mirando al cielo esperando la lluvia, la emigración a la gran ciudad para buscar un medio digno de vida, o la importancia del cristianismo, tan orgullosamente defendido por los pobladores de las Tierras Altas. Pero Zeleke también refleja el machismo imperante en la sociedad etíope: cada vez que Efraín intenta cocinar algo, es increpado por su tío Solomon, que cree que es «un trabajo de mujeres». Por último, se destacó la presencia de las otras religiones tradicionales etíopes: el islam, representado por la pastorcilla que ayuda a Efraín -y que  aparece en una preciosa escena rezando bajo un árbol- y el judaísmo de los Beta Israel, ya que en dos ocasiones se habla del origen falasha de la madre de Efraín.

Sinopsis de Efraín

El filme narra la historia de Efraín, un niño de 9 años que vive en una zona rural de Etiopía fuertemente castigada por la sequía. Tras la muerte de su madre, su padre decide mandarle a vivir con unos parientes mientras él busca trabajo en Addis Abeba.

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El niño no estará solo, ya que se lleva consigo a su oveja -y mejor amiga- Chuni. El poblado en que viven sus tíos se ubica en una zona montuosa y muy fértil, la cual destaca por sus hermosos paisajes -uno de los puntos fuertes de la película- de intenso color verde. Su familia adoptiva se compone de sus tíos, un matrimonio convencional en el que él destaca por su mal carácter mientras ella vive eternamente preocupada por la salud de una de sus hijas. Completan el cuadro la madre de su tía, quien siempre tiene a mano un látigo para disciplinar, y la otra hija del matrimonio, que aunque está en edad casadera parece más interesada en leer periódicos que en buscar marido.

Tras enterarse de que su antipático tío quiere sacrificar a su oveja por la cercanía de una fiesta religiosa (Meskel), Efraín comienza a tramar su huida de su hogar de adopción. Planea comprar un billete de autobús sin saber muy bien a dónde: ¿volverá a su pueblo natal, o irá a la capital a buscar a su padre? La única certeza es que necesita dinero, para lo que comienza a cocinar sambusa, un delicioso plato de la cocina tradicional etíope, que venderá para poder llevar a cabo su plan.

Yared Zeleke en Madrid

Yared Zeleke. Foto: Mario Lozano.

El director

Yared Zeleke nació en 1978 en Etiopía. Tras completar sus estudios en Desarrollo Internacional en la Universidad de Clark, estudió cine en Nueva York. Antes de comenzar su carrera como director de cine, trabajó en diversas ONGs de cooperacion al desarrollo. Efraín es su primer largometraje, si bien anteriormente había elaborado varios cortos y documentales.

La película Efraín tiene mucho de autobiográfica, tal y como señaló en una reciente entrevista concedida al diario The Guardian, ya que Zeleke se crió en los barrios de chabolas de Addis Abeba durante los años más duros de la brutal dictadura del Derg (1974-1991). Tal y como señala en el dossier oficial de la película del festival de Cannes, él mismo fue abandonado por su madre, quien le dejó en su chabola malditapara buscar una vida mejor. Sin embargo, el propio director recuerda su infancia como una época feliz donde todo el vecindario se ocupaba colectivamente de la educación de los muchachos.

Datos de la película

  • Dirección y guión: Yared Zeleke.
  • Año: 2015
  • Países: Etiopía, Francia, Alemania y Noruega.
  • Productores: Laurent Lavole, Ama Ampadu y Johannes Rexin.
  • Protagonistas: Rediat Amare (Ephraim), Kidist Siyum (Tsion), Welela Assefa (Emama), Surafel Teka (Solomon), Rahel Teshome (Azeb) e Indris Mohamed (Abraham).
  • Música: Christophe Chassol
  • Duración: 94 minutos.
  • Estreno en cines: 8 de abril. Distribuye en España Betta Pictures.

Conferencia «La Batalla de Adua. 120 años de la victoria que libró a Etiopía del colonialismo» – Madrid, Fundación Sur, 17-03-2016

Conferencia Batalla de Adua

El 17 de marzo de 2016 (jueves), a las 19:15, Mario Lozano Alonso, historiador especializado en historia etíope, impartirá en la Fundación Sur la siguiente conferencia:

La Batalla de Adua. 120 años de la victoria que libró a Etiopía del colonialismo.

En esta conferencia, además de repasar el desarrollo de una batalla de la que se cumplen este año 120 años, se conocerán los antecedentes que condujeron a la guerra entre Etiopía (en aquel momento conocida en Europa como Abisinia) e Italia y, también, las consecuencias que tuvo la victoria etíope: la firma del Tratado de Addis Abeba, la caída del gobierno Crispi y el sentimiento de humillación que la derrota produjo en Italia, que desembocaría en la invasión fascista de Etiopía de 1935.

Sobre el ponente: Mario Lozano Alonso (León, 1982) está realizando su doctorado sobre la yihad de Ahmad Graññ contra el Imperio Etíope (1529-1543). Es docente de cultura etíope y ge’ez (Etiópico Clásico) en el Instituto Bíblico y Oriental de León y Madrid, y de Historia de África Subsahariana en el CEPOAT de la Universidad de Murcia.

Organiza: Fundación Sur.

Lugar: Fundación Sur. C/ Gaztambide, 31 (Madrid). Metro más cercano: Argüelles (L3, L4 y L6).

Día y hora: 17 de marzo, 19:15 h.

Entrada libre hasta completar aforo.

La Batalla de Adua, cuando Etiopía se zafó de la amenaza colonial italiana

El 1 de marzo de 1896 el ejército del imperio etíope derrotaba al italiano en una batalla épica entre las colinas de Adwa o Adua, al norte de Tigray. La victoria etíope supuso el mantenimiento de la independencia del país, y aún hoy se celebra con orgullo la bravura de las tropas de Menelik II. La importancia de esta batalla no reside en la aplastante victoria de un ejército africano sobre uno europeo –anteriormente los zulúes habían derrotado en 1879 a los ingleses en Insandlwana-, sino en el rédito diplomático obtenido: gracias a ella, Italia y el resto de potencias colonialistas reconocieron la independencia de Etiopía, tratándola en pie de igualdad.

Los antecedentes

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Menelik II. Fuente: Wikimedia.

Etiopía, en aquella época conocida en Europa como Abisinia, hacía poco que se había unificado bajo el mando del negus negesti (rey de reyes) Menelik II. La ascensión al poder de Menelik no fue fácil, ya que primero tuvo que derrotar a sus rivales por el trono de su tierra natal, Shoa, que consiguió en 1866. En 1868, los ingleses invadieron el país y tomaron Magdala, la capital del emperador Tewodros II, quien se suicidó. Kasai, señor del Tigray y gran rival de Menelik, había dejado paso franco a los ingleses a cambio de armas, las cuales empleó para hacerse con el poder, coronándose como Yohannes IV en 1868. Menelik, que conscientemente se había negado a colaborar con los ingleses, aceptó la nueva situación limitándose a gobernar su feudo de Showa, aunque siempre pendiente de cualquier movimiento en la corte.

Imperio etíope antes de Adua

Extensión del imperio etíope antes de la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

Francesco Crispi

Francesco Crispi. Fuente: Wikimedia.

Por su parte, Italia quería un imperio o, mejor dicho, Francesco Crispi, presidente del consejo del Reino, quería uno. A finales del siglo XIX, los italianos no se mostraban especialmente interesados por la fiebre imperial que barría los gabinetes de Francia, Reino Unido o Alemania, pero Crispi defendía la necesidad de que Italia conquistase nuevos territorios donde ubicar sus excedentes demográficos. La conquista francesa de Túnez en 1881, territorio que Italia consideraba naturalmente suyo, dolía y mucho en la mentalidad del gobernante italiano, que comenzó a fijarse en las costas del Mar Rojo.

El tratado de Wuchale -Uccialli

En 1869, la compañía italiana Rubattino compró la bahía de Assab, hoy en Eritrea, con el fin de servir de puerto de suministros a los barcos que viajaban por el nuevo Canal de Suez. Pero 1889 fue el año clave: el 10 de marzo moría en la batalla de Metemma Yohannes IV cuando combatía a los mahdistas sudaneses.

Tanto Menelik como Crispi supieron que era el momento de actuar con rapidez e inteligencia. Los italianos ofrecieron armas y dinero a Menelik, quien quería imponer su poder sobre el legítimo heredero de Yohannes, pero a cambio pedían toda la franja costera etíope, lo que en el futuro sería la colonia de Eritrea.

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Mapa de la colonia Eritrea en 1922. Fuente: Wikimedia.

Para Menelik, perder los territorios septentrionales a cambio de la corona imperial le pareció un mal menor aceptable; además, ya se ocuparía de los molestos italianos más adelante. Ambas partes se reunieron el 2 de mayo de 1889 en la aldea de Wuchale (Uccialli, en italiano), donde firmaron un tratado en el que se confirmaba lo anteriormente pactado. El problema vino con la traducción del artículo 17, que en italiano indicaba que el negus debía recurrir a Italia para mantener cualquier tipo de contacto diplomático, lo que suponía convertir a Etiopía en un protectorado, pero en la traducción en amhárico esa obligación se convertía en algo opcional.

La batalla de Adua – ???? ????

Los italianos no habían logrado su objetivo pacíficamente, así que comenzaron a prepararse para la guerra, que Menelik les declaró el 17 de septiembre de 1895. Los transalpinos, dirigidos por el general Baratieri, lograron avanzar por el norte hasta que fueron parados en seco en la batalla de Amba Alagi, el 7 de diciembre de 1895. Esto llevó a los italianos a replegarse a su fuerte de Mekelle, donde pronto fueron asediados por los etíopes. Menelik permitió a los soldados enemigos que se rindieron su reincorporación al resto del ejército italiano sin sufrir daño alguno, mientras él dirigía a su gran ejército a las cercanías de Adwa-Adua.

Baratieri no consideraba prudente lanzarse sobre las posiciones etíopes. Además, sus informes sobre las tropas etíopes indicaban que sólo contaban con 60.000 hombres, cuando en realidad la cifra era del doble. El 29 de febrero, tras recibir presiones del propio Crispi, decidió avanzar hacia Adwa.

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El abrupto paisaje donde se desarrolló la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

Durante la noche, los casi 18000 soldados italianos y sus 56 piezas de artillería partieron en cuatro columnas: Dabormida dirige la que se interna por la derecha, Arimondi la central, Albertone la que penetra por la izquierda y Ellena la de reserva. Una parte importante la componían los áscaris, soldados nativos reclutados en Eritrea. El terreno montañoso, sin carreteras y surcado de valles profundos les obligaba a avanzar a duras penas por angostas sendas. Además, los espías del ras Alula, uno de los generales etíopes, advirtieron a Menelik de la llegada de los italianos, preparando a su gran ejército en las colinas de Adwa.

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Principales movimientos de la batalla de Adua. Fuente: Wikimedia.

El ejército abisinio se componía de unos 120000 soldados, capitaneados por el emperador Menelik II, la emperatriz Taytu Betul, el ras Wale Betul, el negus Tekle Haymanot de Gojjam, el ras Mikael de Wollo, y el ras Alula Engida, entre otros. Aproximadamente tres cuartas partes de los soldados contaban con rifles además de tener 42 piezas de artillería.

La columna dirigida por Albertone fue la primera en entrar en contacto con los abisinios, a las 6:00 del 1 de marzo. Tras cuatro horas resistiendo el envite etíope, Albertone fue capturado, escapando los supervivientes a la brigada Arimondi. La brigada Dabormida intentó auxiliar a la de Albertone, pero no llegó a tiempo. Tras intentar retirarse hacia una posición más segura, la Dabormida se internó en un estrecho valle que resultó ser una trampa mortal: la caballería oromo del ras Mikael los masacró al grito de ebalgume, ebalgume! (¡segad, segad!), sin dejar supervivientes.

Muerte de Dabormida

Recreación de un diario inglés de la muerte del general Dabormida. Fuente: Wikimedia.

Sólo quedaban dos brigadas italianas, la de Ellena y la de Arimondi, las cuales se hicieron fuertes en las estribaciones del Monte Belah. Sin embargo, la batalla estaba perdida: los italianos estaban completamente a merced de la superioridad numérica de los etíopes. Al atardecer, los restos del ejército transalpino se batían en retirada hacia Eritrea.

La batalla dejó un saldo sangriento en ambos bandos: los italianos perdieron alrededor de 7000 hombres y 3000 fueron capturados; en el bando etíope, las bajas ascendían a unos 6000 muertos y 8000 heridos. La peor parte la sufrieron los áscaris: sabedores de que los etíopes los consideraban traidores, luchaban hasta la muerte ante el miedo de ser mutilados si eran capturados vivos. Sus miedos no resultaron ser infundados: se estima que a los 800 áscaris capturados se les cortó el pie izquierdo y la mano derecha como símbolo de su traición.

El Tratado de Addis Abeba

La victoria etíope aún se cobró una víctima más en Roma: la derrota supuso la dimisión de Crispi, poniendo fin al sueño colonial italiano en Abisinia. El nuevo gobierno se avino a firmar con Menelik un nuevo tratado, que cancelaba al de Uccialli, en Addis Abeba el 23 de octubre de 1896, en el cual Italia reconocía la independencia de Etiopía.

De esta manera, Etiopía se convertía en la única nación africana en mantener su independencia frente al frenesí colonial europeo. Menelik II expandió hacia el sur y el este las fronteras de su imperio, configurando en pocos años el actual mapa etíope. Además, modernizó el país fomentando la creación de instituciones modernas e infraestructuras como el ferrocarril Addis Abeba – Djibouti.

Imperio etíope tras Adua. Fuente: Wikimedia.

Expansión del imperio etíope tras la batalla de Adua (1897-1904). Fuente: Wikimedia.

En Italia, la derrota adquirió tintes de humillación nacional, de un modo muy similar a lo que sucedería en España tras la derrota de Annual de 1921. El fascismo italiano no olvidará esta afrenta, que vengará en 1935 cuando, ante la pasividad de la Sociedad de Naciones, invada Etiopía, esta vez con éxito.

Shila of Tigray, una escuela de guías de montaña en Etiopía (Podcast 8 de «La Biblioteca de Tombuctú» – THDT)

Entrada Proyecto Shila

Este artículo ha sido elaborado para la sección La Biblioteca de Tombuctú del programa de radio Tras las Huellas del Tiempo. Puede escuchar el podcast aquí:

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En el octavo episodio de la Biblioteca de Tombuctú hemos entrevistado a Luis Miguel Luján del Río, restaurador de bienes arqueológicos y miembro de la Asociación Shila of Tigray, la cual tiene como objetivo la formación de una escuela de guías de montaña en Wukro, en el kilil de Tigray (Etiopía).

La iniciativa, pionera en una región con un vastísimo patrimonio histórico-artístico -no en vano en ella se desarrolló el reino de Aksum-, pretende formar a guías locales para dotarles de un medio de vida digno. La iniciativa parte de la ONG No te olvidaré, creada por el médico leonés Javier Varela. En 2008 se fundó su sección deportiva Shila of Tigrayáguila en tigriña, la lengua local-, que ha sido la encargada de poner en marcha el proyecto de guías.

Además de Wukro, ciudad donde se puede visitar la iglesia parcialmente excavada en la roca de Cherkos, cerca se encuentran las espectaculares montañas de Gheralta, conformadas por acantilados y agujas pétreas que, durante siglos, han sido el refugio de cientos de ermitaños. Así, las montañas esconden pequeñas iglesias rupestres cuyas paredes están cubiertas de pinturas, aunque para llegar a ellas hay que pasar al lado de vertiginosos precipicios y escalar paredes verticales.

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Imagen de una de las actividades formativas. Fuente: Shila of Tigray.

Shila of Tigray también está comenzando a trabajar en la elaboración de guías y mapas de la zona, ya que ni siquiera hay rutas marcadas. Actualmente, quien visite Gheralta encontrará a numerosos «guías» nativos que se ofrecerán a servir al turista, siempre con precios muy cambiantes y la posibilidad de que la calidad de la información transmitida no sea la adecuada. La ONG pretende formar a guías para que tengan unos conocimientos de biología, geología e historia mínimos, colaborando con un centro de enseñanza local.

Quienes deseen más información, pueden entrar en contacto con Shila of Tigray a través de su página de Facebook.

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Los Nueve Santos Sirios en la cúpula excavada en la roca de la iglesia de Abune Yemata, Gheralta. Fuente: Shila of Tigray

Comienzo del curso «Introducción a la cultura etíope» – Madrid, 26 de noviembre, a las 18:30 h.

Cartel Madrid 2015

Primera sesión: jueves, 26 de noviembre, a las 18:30

A partir del próximo 26 de noviembre dará comienzo el Curso Monográfico“Introducción a la cultura etíope”, que impartiré por primera vez en Madrid. El curso se enmarca dentro de las interesantes actividades que organiza el Instituto Bíblico y Oriental de Madrid para el año académico 2015-2016. Se compondrá de cuatro sesiones de una hora de duración. Podéis descargar el tríptico del curso en este enlace.

La cultura etíope, y por extensión, la de los pueblos del Cuerno de África, resulta tan fascinante como desconocida para el público español. En este breve curso de 4 sesiones pretendemos mostrar los principales rasgos de dicha cultura, cuna de la Humanidad y centro de una brillante civilización que tiene más de 2.500 años de antigüedad. La actividad está abierta a todas aquellas personas que estén interesadas en ella, sin que sean necesarios conocimientos previos de ningún tipo.

Montañas Simien

Sesión 1 – Rasgos definitorios de la cultura etíope – JUEVES, 26 DE NOVIEMBRE, 

La primera jornada se dedicará a comprender la realidad geográfica de Etiopía, la cual ha condicionado de manera muy importante a las culturas de la región. También se explicará la idea de las 3 Etiopías (la cristiana del norte, la musulmana del este y los pueblos tradicionales del suroeste) y el área cultural etíope de D. Levine, al tiempo que se indican los principales grupos étnicos que conviven en el Cuerno de África. Por otra parte, se comentarán someramente aspectos culturales como la gastronomía, las lenguas, la literatura o la música, poniendo de relieve las diferencias y semejanzas interétnicas.

Castillo de Fasiladas

Sesión 2 – Historia de Etiopía – JUEVES, 3 DE DICIEMBRE

La Historia etíope abarca un amplio espectro cronológico que comienza entre los siglos VII y V a.C. Las primeras culturas sabaicas son los cimientos del poderoso reino de Aksum (Ss. I-X), al que sucederá el imperio de los Zagwe y la espendorosa dinastía salomónida. Durante el medievo etíope surgirán una miríada de estados musulmanes que, una vez unificados en el siglo XVI, llevarán a cabo la célebre yihad de Ahmad Graññ. En los siglos XVI y XVII los contactos con los reinos ibéricos atraerán a jesuitas como Pedro Páez, descubridor de las fuentes del Nilo Azul, aunque su celo misionero provocará una sangrienta guerra civil.

Lalibela - Bet Giyorgis

Sesión 3 – Judaísmo, cristianismo e islam – JUEVES, 10 DE DICIEMBRE

Las principales religiones monoteístas han tenido un amplio impacto en la sociedad etíope. Las raíces de la monarquía se hallan en el encuentro mítico entre la reina de Saba, Makeda, y el sabio rey Salomón, del que nació Menelik, el primer emperador. Dicho monarca es considerado el padre fundador del judaísmo etíope (los Beta Israel o Falasha), religión que inspiró la creación de un reino en las montañas Simien durante la Edad Media.
El cristianismo, por su parte, llegó de la mano de dos hermanos tirios en el siglo IV, Frumencio y Edesio, quienes lograron la conversión del rey Ezana de Aksum. Aún hoy es la religión mayoritaria de los etíopes.
Por último, el origen del islam etíope data de tiempos de Mahoma, cuando se produce la Pequeña Hégira. Tras un medievo de luchas y glorias, el islam se afianzó hasta ser la fe del 40% de la población.

Fre Seyon

Sesión 4 – Arte etíope – JUEVES, 17 DE DICIEMBRE

El arte etíope nace en las culturas sabaicas anteriores a nuestra era, cuando se crea el esplendoroso templo de Yeha. Heredero de ellas será el reino de Aksum, que asumirá influencias artísticas griegas y del Mediterráneo Oriental. Las estelas de Aksum son las obras más conocidas de esta vibrante civilización urbana.
Durante la Edad Media, la dinastía Zagwe crea las iglesias de Lalibela, donde las influencias aksumitas son palpables. Sus sucesores salomónidas darán mayor importancia al arte mueble, si bien en el siglo XVII la influencia ibérica les llevará a construir la capital imperial de Gondar.
Para terminar, se recalcará la importancia de la cultura del manuscrito y del icono, indicándose los principales estilos, autores e influencias.


RESUMEN

Profesor: Mario Lozano Alonso

Lugar: Instituto Superior de Pastoral. Pº Juan XXIII, 3. Edificio León XIII. MADRID.

Fechas: 26 de noviembre, 3, 10 y 17 de diciembre de 2015.

Hora: 18:30 – 19:30

Precio: 20€

Matrícula: se puede descargar el boletín de inscripción que, una vez cumplimentado, debe remitirse a biblicoyorientalmadrid@gmail.com

El paisaje cultural Konso (Podcast 1 de «La Biblioteca de Tombuctú» – THDT)

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Vista aérea de un poblado fortificado konso. Fuente: Informe UNESCO.

Este artículo ha sido elaborado para la sección La Biblioteca de Tombuctú del programa de radio Tras las Huellas del Tiempo. Puede escuchar el podcast aquí:

Las áridas Tierras Altas del distrito (woreda) de Konso, al sur de Etiopía, han obligado a sus habitantes a agudizar el ingenio para sobrevivir en un entorno ciertamente hostil. Durante veintiuna generaciones -cuatro siglos- sus habitantes, el pueblo konso, han transformado el abrupto paisaje montañoso para aterrazarlo y así conseguir un espacio de cultivo óptimo. También existen pequeños poblados fortificados, evidente muestra de su maestría en el trabajo de la piedra, que unen sin emplear mortero.

El visitante que llega por primera vez a tierras konso queda impresionado, ya que no espera encontrar tal cantidad de construcciones de piedra en la zona sur de Etiopía: ¿acaso no son más propias de las «civilizadas» etnias del norte y este del país (tigriñas, amharas, hararis, etc.)? ¿No es el sur de Etiopía el hogar de algunas de las últimas tribus «vírgenes», que han mantenido sus tradiciones intactas durante siglos? Y, sin embargo, ante sus ojos se muestra una compleja red de terrazas, estanques y poblados fortificados que nos hablan de una cohesión social inusitada, máxime si tenemos en cuenta que no existe entre los konso figura alguna de autoridad que distribuya las labores y decida qué construir, sino que todo se debe a la cooperación interclánica.

Los orígenes de los konso

La procedencia del pueblo konso es aún objeto de disputa entre los estudiosos. Si bien es cierto que por su habla se les clasifica como una etnia cushítica, próxima a los sidamo, lo más probable es que en origen fuesen una mezcla de los diferentes grupos étnicos que les rodean. Sea como fuere, su respuesta a los desafíos de su entorno ha generado una cultura única en toda la región, la cual fue declarada en su conjunto como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2011.

Niño jugando en un poblado Konso

Niño jugando en un poblado Konso. Fuente: Wikipedia.

A pesar de que hoy son parte de Etiopía, se trata de un hecho relativamente reciente, ya que no será hasta finales del siglo XIX cuando Menelik II expanda las fronteras de su imperio a expensas de los pueblos del sur, sometiendo a los konso. Gracias a la nueva administración etíope de 1995, los konso habitan su propio woreda dentro de la región de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur.

Los aproximadamente 280.000 konso habitan un área de 2354 km. Se dividen en nueve clanes donde las decisiones se toman colectivamente, si bien existe un consejo de ancianos. La compleja estructura social se basa en la pertenencia a una determinada generación y a una warda, esto es, a un grupo de descendientes de una familia. Sus miembros viven en poblados fortificados (paletas), y comparten las labores de mantenimiento de los estanques de agua (harda) y las terrazas. Los ancianos siguen durmiendo en las casas comunales-culturales (llamadas moras) como durante generaciones hicieron sus antepasados, mientras el resto de los habitantes del poblado vive en su propio espacio (warda), previamente asignado comunalmente.

Aunque no existe la figura del jefe, sí que hay un jefe ritual (Poqola) que habita en los bosques sagrados. El jefe ritual se encarga de ejecutar los numerosos rituales que buscan preservar el equilibrio que los konso han alcanzado con la naturaleza, además de servir de árbitro en las posibles disputas entre clanes. Existen tres bosques sagrados o Poquolas, Kala, Kamale y Kufa, cada uno con su propio Poqola, quien los posee y tiene el privilegio de ser enterrado con su familia en ellos.

Poblado konso

Poblado fortificado konso. Fuente: Informe UNESCO.

Poblados fortificados

Los asentamientos konso se ubican generalmente en puntos elevados desde los que se puede controlar el terreno circundante. La construcción de murallas se debe a la presencia de animales salvajes y por el miedo a las expediciones de saqueo de grupos de oromos. Rodeados por entre una y seis líneas de muros que pueden alcanzar los cuatro metros de altura, justo enfrente de ellos se planta una alameda de euphorbias y cactáceas lo suficientemente espesa para que sirva de línea de defensa adicional, además de proveer de leña y servir de letrina comunal. Fuera de las murallas quedan los enterramientos y otras estructuras más modernas como las escuelas o los centros de salud, mientras dentro se encuentran los moras y hardas.

Terrazas konso

Superficie aterrazada. Fuente: Informe UNESCO.

Terrazas y estanques de piedra

La gestión del agua se ha vuelto una prioridad en una zona donde la pendiente de las montañas facilita su evacuación y la erosión de los suelos. Por ello, durante generaciones se procedió al aterrazamiento de una vasta extensión de terreno en el que los muros de contención forman trazos sinuosos y paralelos al adaptarse a las curvas de nivel. En ellas se planta fundamentalmente maíz y mijo africano, aunque también se siembran otros cultivos complementarios como soja, algodón, khat, moringa o café.

Harda

Harda. Fuente: Informe UNESCO.

Especialmente importantes son los harda, grandes estanques forrados de piedra construidos en emplazamientos donde el agua de lluvia pueda ser fácilmente retenida. Su función es la provisión de agua para el ganado. En su construcción y mantenimiento interviene toda la comunidad.

Daga-hela

Cada siete u once años, los konso erigen estelas de piedra para conmemorar el traspaso de poder de una generación a otra. Cada una de estas estelas, de forma cuadrada y unos 3 metros de alto, se denomina Daga-hela, y para su erección se sigue un proceso ritual que dura dos meses. Las generaciones que hayan participado en la extinción de un incendio o en la protección de un poblado tienen el honor de erigir la estela cerca de su mora, mientras que las que no hayan hecho nada notable han de ubicarla fuera del asentamiento.

Waka

Waka de hombre y mujer. Fuente: Informe UNESCO.

El enterramiento: los waka

Otro de los elementos distintivos de los konso es su sistema de enterramiento. Los cementerios se instalan siempre fuera de los recintos amurallados, aunque anteriormente se ubicaron dentro.

En una sociedad eminentemente colaborativa, la conmemoración de los miembros más destacados cobra especial importancia. Los konso homenajean a sus antepasados gloriosos con el honor de erigir sobre sus tumbas una Waka, que es una representación del difunto tallada en madera de junípero. En este caso no hay discriminación por sexos, existiendo wakas masculinas y femeninas.

Al fallecer un jefe ritual, es momificado en un laborioso proceso que puede durar hasta nueve años. El resto de la población es enterrado de manera más modesta, con una estela (Daga-diruma) indicando el emplazamiento de la tumba.

Para concluir, la excepcionalidad del pueblo konso no sólo radica en la riqueza de su tradición cultural, sino en cómo aún hoy, en pleno siglo XXI y ante la amenaza de la globalización, siguen manteniéndola intacta. Esperemos que sean capaces de mantenerla, por lo menos, otros cuatrocientos años más.

Cine Etíope (II) – «Lamb», de Yared Zeleke

Lamb, de Yared Zeleke

El festival de Cannes de 2015 ha incluido por primera vez en su dilatada historia a una película etíope. Se trata de la conmovedora cinta Lamb (Cordero, en inglés), dirigida por la joven promesa del cine etíope Yared Zeleke.

El film narra la historia de Ephraim, un niño de 9 años que vive en una zona rural de Etiopía fuertemente castigada por la sequía. Tras la muerte de su madre, su padre decide mandarle a vivir con unos parientes mientras él busca trabajo en Addis Abeba.

Lamb - 2015

Ephraim no estará solo, ya que se lleva consigo a su oveja -y mejor amiga- Chuni. El poblado en que viven sus tíos se ubica en una zona montuosa y muy fértil, la cual destaca por sus hermosos paisajes -uno de los puntos fuertes de la película- de intenso color verde. Su familia adoptiva se compone de sus tíos, un matrimonio convencional en el que él destaca por su mal carácter mientras ella vive eternamente preocupada por la salud de una de sus hijas. Completan el cuadro la madre de su tía, quien siempre tiene a mano un látigo para disciplinar, y la otra hija del matrimonio, que aunque está en edad casadera parece más interesada en leer periódicos que en buscar marido.

Tras enterarse de que su antipático tío quiere sacrificar a su oveja por la cercanía de una fiesta religiosa, Ephraim comienza a tramar su huida de su hogar de adopción. Planea comprar un billete de autobús sin saber muy bien a dónde: ¿volverá a su pueblo natal, o irá a la capital a buscar a su padre? La única certeza es que necesita dinero, para lo que comienza a cocinar sambusa, un delicioso plato de la cocina tradicional etíope, que venderá para poder llevar a cabo su plan.

Yared ZekeleEl director

Yared Zeleke nació en 1978 en Etiopía. Tras completar sus estudios en Desarrollo Internacional en la Universidad de Clark, estudió cine en Nueva York. Antes de comenzar su carrera como director de cine, trabajó en diversas ONGs de cooperacion al desarrollo. Lamb es su primer largometraje, si bien anteriormente había elaborado varios cortos y documentales.

La película Lamb tiene mucho de autobiográfica, tal y como señaló en una reciente entrevista concedida al diario The Guardian, ya que Zeleke se crió en los barrios de chabolas de Addis Abeba durante los años más duros de la brutal dictadura del Derg (1974-1991). Tal y como señala en el dossier oficial de la película del festival de Cannes, él mismo fue abandonado por su madre, quien le dejó en su chabola maldita para buscar una vida mejor. Sin embargo, el propio director recuerda su infancia como una época feliz donde todo el vecindario se ocupaba colectivamente de la educación de los muchachos.

Datos de la película

Dirección y guión: Yared Zeleke.

Año: 2015

Países: Etiopía, Francia, Alemania y Noruega.

Productores: Laurent Lavole, Ama Ampadu y Johannes Rexin.

Protagonistas: Rediat Amare (Ephraim), Kidist Siyum (Tsion), Welela Assefa (Emama), Surafel Teka (Solomon), Rahel Teshome (Azeb) e Indris Mohamed (Abraham).

Música: Christophe Chassol

Duración: 94 minutos.

 

Vídeo de la conferencia «Los orígenes del cristianismo en Etiopía» – Valladolid, 13-IV-2015

Mario Lozano Alonso - Conferencia del 13-04-2015Ya está disponible en nuestra videoteca el vídeo completo de la conferencia que Mario Lozano Alonso, profesor de etiópico clásico en el IBO y el CEPOAT, impartió en Valladolid sobre el desarrollo de los primeros siglos del cristianismo etíope.

Al comenzar su disertación, Lozano realizó un breve acercamiento al reino de Aksum para ubicar en el tiempo y el espacio al público asistente. Acto seguido, explicó las motivaciones tanto políticas como religiosas que animaron al rey Ezana a convertir al cristianismo en la religión oficial de su imperio en el 330, antes incluso que en Roma.

Asimismo, se dieron las claves del proceso de evangelización que se desarrolla durante los siglos V y VI para, a través del monacato, afianzar la religión cristiana en la región. Dicho proceso fue llevado a cabo por monjes y sacerdotes procedentes del Imperio Romano de Oriente (Siria y Egipto, principalmente).

Por último, se analizó someramente la época de la dinastía Zagwe, cushita, la cual empleó sabiamente al cristianismo como medio para justificar su acceso y permanencia en el poder.

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